lunes, 10 de diciembre de 2012

Nuevo mercado de la cebada (Madrid)


EL HUERTO DE LA LATINA

Este mismo fin de semana visite este proyecto en Madrid en donde se puede ver como ocupar un espacio publico con un fin tiene sentido. Un proyecto original, fresco y con ideas, no solo en horticultura, muy novedosas y que consigue aunar lo social con lo artístico y sostenible.

No perdáis la oportunidad de pasaros por allí si tenéis oportunidad por que un mundo nuevo de posibilidades se abrirá ante vuestros ojos.























Una gran cubierta verde flota sobre la Latina, ¡y se puede comer!

- ¿Te vienes? Han organizado un taller en el que, si trabajas un par de horas, luego te dan unas fresas, y podemos ir a comerlas arriba, ¡donde el depósito!

- Vale, pero me llevo la toalla, que quiero tirarme al sol un rato por la tarde. ¡Para celebrar que hemos terminado los exámenes!

Un espacio público, de cooperación entre los propios productores que luego venderán sus productos en el mercado y los vecinos, atraídos por los talleres organizados en torno al cultivo, la alimentación, y otras actividades. Un espacio en continuo cambio, cíclico, que pretende ser lúdico y pedagógico a partes iguales.

Si me buscas, estaré por la plaza

- Mamá, voy a la plaza a jugar, ¿vale?

- Está bien, hijo. Aprovecha y dile a tu abuelo que han organizado un concurso de tortillas, por si quiere pasarse y así ya viene cenado. Creo que estará leyendo en los árboles de dentro, donde los bancos a la sombra. ¡No te olvides!

- Mamá… ¿puedo quedarme hasta que pongan la verbena? Hoy es sábado.

- Bueno, pero con tu abuelo. Que va mucha gente, y no quiero que te pierdas por ahí.



La plaza de la Cebada es un espacio en el que a lo largo de la historia han pasado muchas cosas, y todas de carácter público. La plaza del mercado siempre ha sido eso: una plaza. Y continuará siéndolo. Ahora, como ya comentamos, equipada para que puedan pasar muchas más cosas.

El proyecto es el resultado de la conexión entre la memoria del espacio de la Plaza de la Cebada y el presente urbano del siglo XXI, en el que todo está tan globalizado que ya no sabemos ni cómo se hace ni lo que cuesta producir lo que consumimos.

Por un lado, continúa la línea de evolución natural del espacio público, formar parte de la salida de una puerta de muralla hasta convertirse en el vacío urbano del que hablaremos posteriormente. Es una plaza, una plaza pública donde han ocurrido muchos acontecimientos, y que se ha ido equipando poco a poco para acomodar estos sucesos. Pero sigue siendo una plaza pública, aunque esté parcialmente cubierta.

Por otro lado, pero no menos importante, el choque con el siglo XXI. Cuando la crisis del sistema del mercado de abastos tradicional pone en duda su supervivencia, acosado por mejores ofertas económicas y de ocio de las grandes cadenas de supermercados. Cuando un niño no sabe dibujar un pollo vivo. Cuando los productos de los que nos alimentamos encarecen su precio en más del doble y del triple, tan sólo porque queremos algo fuera de temporada que ha sido traído desde otro continente. Cuando debemos poner en crisis nuestro propio sistema económico, si es que alguien no se ha enterado de que ya lo está.

El proyecto, en esta conexión con el siglo XXI, tiene tres conceptos básicos sobre los que se apoya:

Pedagógico



¿Qué hace falta para cultivar un kilo de tomates?
A través de talleres prácticos, paseos entre cultivos o ver cómo cambia el paisaje a lo largo del año, se pretende responder a la pregunta de: ¿cómo se hace?

Lúdico



La huerta vuelve a conquistar la ciudad. Además de ser una actividad entretenida, y de la que se puede aprender, su práctica da frutos e incentiva a seguir con ella. Si has participado en su producción, querrás probar cómo sabe el resultado.

Ecológico



Se produce donde se consume. Con esta máxima, reducimos costes económicos y medioambientales en transporte y manipulación, a la vez que implicamos a la población del barrio en su propio paisaje productivo.

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